Por: Ana Gabriela Herrera Mora, estudiante de Introducción a los medios de comunicación

Más que una mirada, un destino. Su presencia trasciende lo superficial para convertirse en la manifestación misma de una determinación y un carisma que la destacan entre la multitud. Enmarcada por la perfección de sus rasgos y la calma que la caracteriza, ella se erige como un faro de inspiración para quienes tienen el privilegio de cruzar su camino. Con una mirada que relata historias y pestañas que parecen danzar al compás de su vida, su nombre resuena como un eco de promesa y logros. Así se revela Camila Andrea García Ramírez, una joven cuya presencia va más allá de la mera apariencia, mostrando la profundidad de su ser desde muy temprana edad.

A sus 17 años, Camila, nacida el 17 de noviembre de 2006 en Ibagué, se forja como un ejemplo de perseverancia y dedicación para su familia. Ha sido influenciada por su madre, Julieth Andrea Ramírez Parra, una contadora de 34 años que labora en la Universidad de Ibagué, en el área de tesorería, su hija, mantiene un vínculo estrecho con ella, compartiendo momentos valiosos y siendo testigo del sacrificio y amor que ha recibido.

Aunque el lazo con su padre, Juan Carlos García Chávez, de 40 años, es más distante, al preguntarle por la convivencia o el vínculo, Cami no habla mucho acerca de su papá. Cuando lo hace, su voz tiembla un poco y baja la mirada, como si estuviera colocando en duda lo que dice sobre él. Vive junto a su madre en la ciudad de Torreón el Roble, siendo hija única por parte de su mamá, mientras que tiene un hermano de cuatro años por parte de su padre, Iker, a quien adora profundamente, aunque no tenga la oportunidad de verlo con regularidad.

La infancia de Camila está marcada por su formación académica en el Colegio Británico Inglés hasta el noveno grado, finalizando su educación secundaria en el Colegio Carlos Huelgos en 2023. Durante este período, residió con su abuela, su tío Carlos Fernando, y su madre, Julieth, quien afrontó el desafío de ser madre a los 16 años. El apoyo de su familia extendida, especialmente de su tío Mauricio por parte de su padre, fue crucial en estos años de formación.

Sin embargo, la pérdida de su bisabuela materna, María Presentación Cendales, a causa de un paro respiratorio hace ocho años, dejó una profunda huella en Camila Andrea García. La señora, siempre disfrutó de la cocina con leña y otros placeres similares, lo que con el tiempo desencadenó problemas de salud que condujeron a su trágica muerte. Esta pérdida significativa ocurrió cuando Camila tenía apenas seis años, siendo su primera experiencia con la pérdida de un ser querido. Ambas compartían la costumbre de orar juntas y escuchar música, lo que acentuó aún más el vacío y la tristeza que experimentó tras este evento, marcando su percepción de la vida y sus prioridades desde una edad temprana, se percibe una tranquilidad pero al mismo tiempo una felicidad con una gran sonrisa por los recuerdos que vienen a ella.

En su camino hacia el futuro, Camila busca retribuir el sacrificio y el amor de su madre y abuela. Ha incursionado en emprendimientos personales, como cursos de pestañas y uñas, generando ingresos que contribuyen a la estabilidad económica de su hogar. Su pasión por el maquillaje y la belleza la impulsan a perseguir el sueño de crear su propia empresa en el futuro.

Desde septiembre de 2023, ha sido consciente de los cambios en su cuerpo y ha tomado medidas para cuidar su salud, ajustando su dieta y adoptando un estilo de vida más saludable. En cuanto a sus gustos, Camila es versátil. No tiene preferencias definidas en cuanto a comida o música, aunque disfruta de la hamburguesa y la salchipapa de vez en cuando, así como del helado de chocolate, “Me encanta todo lo que tenga que ver con comida, amo comer”, exclama con una alegría Camila y deseando todo este tipo de comida. Por otra parte, su vestimenta varía según la ocasión, pero suele optar por jeans y blusas, de hecho siempre suele ir muy cómoda a clases.

Actualmente, cursa la carrera de Comunicación Social y Periodismo en la Universidad de Ibagué, donde encuentra una plataforma para promover aquello que le apasiona y expresar sus habilidades. Aunque su rutina diaria puede parecer monótona, encuentra alegría en el orden y la limpieza de su hogar, así como en compartir momentos con su novio, con quien lleva una relación de cuatro años, de igual manera con sus amigas.

En el ámbito académico y más allá, en otros espacios, sus compañeros la describen como amable, trabajadora y comprometida.

¿Sería posible proporcionar comentarios sobre Camila, considerando el breve lapso en el que han tenido contacto con ella y otros vínculos con los que lleve más tiempo? Esencialmente, me interesa conocer sus impresiones sobre su personalidad, comportamiento y características distintivas. Sus amigos, con gestos sonrientes, se disponen a compartir un poco acerca de la protagonista, sintiéndose cómodos y en confianza, lo que se refleja en sus sonrisas expresiones de felicidad al hablar y referirse acerca de Andrea.

Ariana Bautista, compañera de clase de Camila, expone algunas observaciones que ha realizado sobre ella durante este breve lapso de tiempo. “Es una persona muy amable, muy linda, le cuesta mucho socializar, tiene algunos complejos con su cuerpo, muy buena hija, ayuda mucho a los demás, le apasiona el baile, uno de sus metas es ingresar al gimnasio, el maquillaje para ella lo es todo” menciona Ariana con un poco de confusión y asombro al esperar una pregunta de esta manera en lo poco que conoce a su compañera.

“Fue mi primera amiga cuando ingresé a la universidad, la primera persona que conocí, entablando una conversación, es una persona muy tranquila y calmada, muy juiciosa y aplicada en su parte académica, está dispuesta a ayudar a los demás, siempre estará cuando la necesites”. Juan Cárdenas, otro de sus compañeros de la universidad, acerca sus impresiones tras haberla conocido durante un corto periodo.

Una de las amistades más estrechas de Camila expresa lo siguiente. “Camila es una niña muy extrovertida, en el sentido que le gusta hablar con los demás, incluirse, crear un ambiente agradable, no le gusta discutir o que haya rivalidad, se adapta a cualquier situación o espacio, tiene sus días para ser muy productiva, es muy perfeccionista, llegando al punto de lo más mínimo en sus trabajos con tal de que le queden bien”, comparte Geraldine Trilleras, su amistad de hace tres años.

La experiencia de entablar una conversación con quien no suelo interactuar frecuentemente, pero cuya presencia es constante en mi entorno, resultó enormemente gratificante. En ese encuentro, me abrí y compartí parte de mí misma, permitiendo que se tejiera un vínculo de confianza que parecía haber existido desde hace mucho tiempo. Fue revelador percibir que Camila es receptiva y fácil de abordar desde el primer momento. Su amabilidad y disposición para compartir aspectos de su vida que normalmente se mantienen en reserva fueron notables y apreciadas. Además, descubrimos que tenemos algunas experiencias y situaciones similares, lo que profundizó aún más nuestra conexión.

Por otro lado, agradezco sinceramente el tiempo que me brindó y el valioso intercambio que tuvimos, que sin duda enriqueció mi perspectiva y fortaleció nuestro vínculo. Su influencia se extiende más allá de las aulas y de los confines académicos. A pesar de la percepción inicial que la consideraba reservada y un tanto distante, se destaca su capacidad para generar un impacto positivo en su entorno comunitario y en quienes tienen el honor de entablar relación con ella.  

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